YOGA y DUELO

13 de diciembre del 2022

 

Cuando atravesé el duelo por la pérdida de mi marido, el Yoga, la Meditación, el Reiki, la Homeopatía y la Mediumnidad, fueron para mí los apoyos para poder transitar, no sólo el proceso de enfermedad y muerte, ni no también, lo que se dió después.

¡Sí! Hay días en los que ni tu mente, ni tu cuerpo te acompañan, y cuesta mucho ponerte a practicar yoga u otra actividad. Estás cansada/o físicamente, mentalmente y rota/o por dentro, no te apetece nada. Es un sobre esfuerzo. Pero ¡vale la pena! Por ti y los tuyos.

Darte el tiempo para poder sentir tu respiración, cómo la siente tu cuerpo, lo que mueve a distintos niveles, y con ella, darte cuenta de cómo recibes los diferentes inputs internos y externos, lo que te afectan, la manera de reaccionar a ellos, si hay juicios hacia uno mismo,…

Darte el tiempo para sentir el cuerpo y ponerle consciencia para poder acompañarlo también en su proceso de duelo (que no es sólo el emocional). Con una práctica suave, aportándole dulzura para que te pueda seguir acompañando cada día y darte la fuerza y el amor para seguir cuidando de tu corazón.

Darte el tiempo para poder mirar hacia adentro, sin miedo, respirando y dejando aflorar emociones que quizás estén retenidas inconscientemente y a las que puedas dar el permiso para dejar salir.

Cuando practicamos Yoga, trabajamos absolutamente todo el cuerpo físico, mental, emocional y energético. Nos ayuda a descargar y fortalecer el cuerpo, nuestra respiración mejora, lo cual hace mejorar nuestra circulación sanguínea y por tanto los tejidos. Se desbloquea y ayuda a equilibrarse nuestra energía y nuestros estados emocionales. Nuestro sistema inmune se fortalece, y vitalmente te sientes mejor.

Poder acompañarte de estas herramientas durante el duelo (además del proceso anterior a éste, si lo hubo) es un gran apoyo para superar este tránsito.

Personalmente, pude respetarme al máximo y cuidar de los míos desde la presencia, sin que las emociones se adueñaran de mí, sintiéndolas y aceptándolas, pero sin engancharme a ellas. No somos súper poderosos. Es un duro quehacer. Pero gracias a lo que el yoga me ha enseñado, y poniéndolo en práctica, puedes hacerte consciente de lo que va surgiendo y acompañarlo de la mejor manera, dándote las opciones para poderlo gestionar.

Y aunque a veces, quizás no dependa de uno/a, encargarte de ti, sí es cosa tuya.

Me encuentro a menudo con personas que no vienen a clase de yoga porque están cansados, tienen dolor de cabeza, apatía, dolores indeterminados físicos, depresión, ansiedad, etc., pensando en que ya vendrán cuando se encuentren bien, y dejan pasar así la oportunidad de saber y sentir lo que la práctica de yoga puede hacer por ellas.

Esperar a encontrarse bien para practicar yoga, para mí, es un error. A no ser que tengas una lesión que lo impida.

No hay remedios milagrosos, ¡está claro!, pero tú sí puedes mejorar tus estados físicos y emocionales con la práctica de yoga, la meditación, u otras disciplinas. Así lo hago yo desde hace años.

Si estás en duelo por pérdida, te invito a buscar aquella actividad o práctica, que te pueda acompañar en tu proceso, sin expectativas, sin juicios por lo que surja, centrándote en ti y en ese momento de práctica, como si ésta, fuera el ojo del huracán, desde donde puedas observarte a ti misma/o y lo que se mueve a tu alrededor, aprendiendo a trabajar el desapego desde tu centro.

La muerte es la gran maestra de la vida.

Om Shanti.

Marga Martin

www.anandhiyoga.com

@petitsgurús