La palabra «āsana» proviene del sánscrito, significa «posición» o «postura«.
En el contexto del yoga, se refiere a las diversas posturas físicas que se practican para promover la flexibilidad, la fuerza, la meditación y la relajación.
La raíz de la palabra está relacionada con la idea de sentarse o estar en una posición estable y cómoda.
Cada āsana tiene sus propios beneficios físicos y mentales, y se pueden combinar en secuencias para crear una práctica completa.
Las primeras menciones de āsana en la historia del yoga se pueden encontrar en textos antiguos como los Vedas, que son las escrituras más antiguas de la tradición hindú. Sin embargo, el término āsana se desarrolla más claramente en los textos posteriores, como los Upanishads y los «Yoga Sutra» de Patanjali, donde se describe como una postura física que se utiliza en la práctica del yoga.
En el «Hatha Yoga Pradipika», un texto fundamental del yoga físico, se profundiza en āsana y su importancia para la meditación y el bienestar físico. Así que, aunque el concepto de āsana tiene raíces muy antiguas, su desarrollo y sistematización se fueron dando a lo largo de los siglos en diferentes textos y tradiciones.
Las asanas (āsana) en yoga tienen nombres en sánscrito, que a menudo se traducen al español. Aquí te dejo algunos ejemplos de diferentes asanas y sus nombres:
– Tadasana – Postura de la montaña
– Adho Mukha Svanasana – Postura del perro boca abajo
– Utkatasana – Postura de la silla
– Virabhadrasana – Postura del guerrero
– Bhujangasana – Postura de la cobra
– Paschimottanasana – Postura de la pinza sentada
– Savasana – Postura del cadáver
Estos son solo algunos ejemplos, pero hay muchas más asanas con nombres únicos.
Las primeras asanas conocidas en la historia del yoga se remontan a textos antiguos, como los Vedas y los Upanishads, aunque no se describen de manera detallada como lo hacemos hoy. Estas asanas se han desarrollado y diversificado a lo largo de los siglos, algunas de las asanas más antiguas y fundamentales que se mencionan incluyen:
– Padmasana (Postura del loto): Se considera una de las posturas más tradicionales para la meditación.
– Siddhasana (Postura del adepto): También utilizada para la meditación, es una postura que ayuda a centrar la mente.
– Vajrasana (Postura del rayo): Se utiliza a menudo para la meditación y la digestión.
Para realizar una correcta asana en yoga, hay varios aspectos importantes que debes tener en cuenta:
1. Calentamiento: Antes de realizar asanas, es importante calentar adecuadamente para preparar tus músculos y articulaciones.
2. Respiración: La respiración es fundamental en la práctica del yoga. Intenta mantener una respiración profunda y constante mientras sostienes la asana. Esto te ayudará a mantener la calma y a conectar con tu cuerpo.
3. Comodidad: La postura debe ser cómoda. Si sientes dolor o incomodidad, ajusta tu posición o sal de la asana. El yoga no se trata de forzar el cuerpo, sino de encontrar un equilibrio.
4. Concentración: Mantén tu mente enfocada en la postura y en tu respiración. Esto te ayudará a estar presente y a profundizar en tu práctica.
5. Alineación: Asegúrate de que tu cuerpo esté correctamente alineado. Esto ayuda a prevenir lesiones y a maximizar los beneficios de la postura. Observa la posición de tus pies, caderas, columna y cabeza.
6. Progresión: No te apresures. Si eres principiante, comienza con posturas más simples y ve avanzando a medida que te sientas más cómodo y fuerte.
7. Escucha a tu cuerpo: Cada cuerpo es diferente. Presta atención a las señales que te envía tu cuerpo y respeta tus límites.
Es aconsejable realizar la práctica en un centro adecuado para ello, bajo la supervisión de un profesor/maestro cualificado.
Recuerda que la práctica del yoga es un viaje personal, así que tómate tu tiempo y disfruta del proceso.
Om Shanti
Marga Martin
www.anandhiyoga.com
@petitsgurus