Este pranayama es de mis preferidos. Es creación de mi maestra. Me encanta como mi respiración acompaña sus movimientos y con ellos mi actitud, para mi bien, para respetarme, valorarme, quererme y sentirme plena, segura y satisfecha. Es como una caricia al corazón.
Recomendación: practicarlo al aire libre, aprovechad el buen tiempo y siente como la naturaleza te acompaña en cada respirar, cada paso, en cada intención. Ten siempre presente, realizar las exhalaciones por la nariz, al igual que inspiras. Sitúate de pie, con las piernas y pies juntos, brazos a los lados del cuerpo, siente tus pies cómodos, la postura de tu cuerpo erguida pero sin forzar, tu cara serena. Cierra los ojos y ¡regálate una sonrisa! para tí, para tus adentros. Haz varias respiraciones profundas y atentas, para estar aquí, contigo.
A continuación flexiona tus brazos llevando las manos, que miran hacia fuera, a la altura de tus hombros. Como si quisieras apartar algo.
Inspira y al exhalar separa tus piernas, dando un paso hacia uno de tus lados y a la vez extiende tus brazos hacia los lados apartando con el movimiento todo aquello que te perturba, que te molesta.
Vuelve a inspirar lleva tus manos hacia la coronilla, juntando las uñas de los dedos de una mano con la otra, como si hicieras dos «cuenquitos».
Al exhalar sube extendiendo tus brazos hacia el cielo, con las manos unidas por el dorso, y mira al futuro sin miedo, proyectando aquello que quieres ser, que quieres conseguir, como quieres estar… visualízalo como algo ya materializado.
Al inspirar, baja tus brazos hacia abajo, a los costados del cuerpo, como haciendo un paréntesis, marcando tu espacio vital, allí donde nada ni nadie te ha de molestar, tu espacio de crecimiento, donde estar tranquil@.
Al exhalar, lleva tus manos por debajo del ombligo, una encima de la otra, recogiendo con este gesto los frutos de un esfuerzo, de un trabajo realizado.
Vuelve a inspirar y lleva tus manos hacia la garganta, y con ello disfruta de los frutos de ese esfuerzo, de ese trabajo. Saboréalos, siéntete orgullos@, satisfech@.
Por último, al exhalar, vuelve a la posición de inicio, juntando las piernas, pero esta vez, deja tus brazos un poco abiertos, con las manos mirando hacia delante, en señal de dar y también de recibir, mostrándote como eres, sintiendo la plenitud de tu ser y agradeciendo por ello.
Realiza este pranayama las veces que tu sientas, siempre mostrándote con esta actitud para ti mism@, que de bien seguro se transmutará en los días siguientes como un pequeño gran cambio en tu percibir.
Feliz verano. Om Shanti.
Marga Martin
@petitsgurús